A lo largo de mi amplia trayectoria como Psicóloga Especialista en Clínica he ayudado a muchas personas a llevar a cabo un mejor control de su ira y su rabia. Como ya te he mencionado en otras ocasiones en las que hablábamos de emociones negativas, la ira o la rabia en sí mismas no son sentimientos malos que debamos ignorar ya que en muchas ocasiones son reacciones emocionales lógicas antes situaciones que percibimos como injustas. Desde este punto de vista, incluso podemos hablar de sentimientos necesarios ya que actúan como una voz de alarma impulsiva frente a algo que nosotros consideramos una agresión, un miedo, una vulnerabilidad, una injusticia…

Sin embargo, cuando la reacción es excesiva y llevada a unos extremos que provoca ansiedad, angustia, depresión e incluso trastornos en la conducta, estamos ante un problema que es necesario tratar acudiendo a una Psicóloga Especialista en Clínica como yo. En estos casos no se trata tanto de ignorar la emoción sino de manejarla para que no vuelva a ocurrir lo mismo: que la hemos dejado crecer de un modo desproporcionado.

Es importante identificar cuál es el motivo de la ira y aprender a desarrollar una serie de dinámicas personales para evitar que llegue a un extremo peligroso. Por ejemplo, callarse y tragarse emociones derivadas de un hecho puede dar lugar a que un tiempo después estallen con gran violencia verbal o física que además afectará muy negativamente a nuestro estado anímico. En este sentido, aprender a decir las cosas a tiempo, dejando claro qué nos parece mal y por qué, nos puede evitar un ataque de ira futuro del que nada bueno sacaremos.

Esta y otras técnicas son en las que trabajaremos en mi consulta para que los pacientes que tienen problemas para controlar su ira y su rabia, hagan una buena gestión de estos sentimientos.